ADE 10

25. Abril. 2013. Banco frente al museo Thissen


Mis bancos públicos. Ramón Gómez de la Serna (Nuevas paginas de mi vida, pp.47)

Mis queridos bancos y mis queridas sillas de jardín, sembrados por todo el mundo: hoy ha llegado la hora de la divagación y de la letanía.
No estáis en los poetas, aunque parezca que os han aludido mucho, y por eso el prosista os tiene que dedicar una glosa apologética.
Conté siempre con vosotros para el amor y para los sueños de amor. Sólo merece un noble amor sin añagaza citar a la mujer en tal banco de tal jardín, pero hay veces que no se sabe cómo dar la cita.
Tenemos fijo el banco señalado, pero no encontramos la manera de hacer la invitación y llevaremos en la memoria bancos o sillas de hierro escondidos al final de las avenidas de árboles, inútilmente solitarios, con la cruz rememoratoria de la ausencia, cerca de ellos.
Los bancos son, sobre todo, desengañadores. Hay que hacer resumen de una larga vida para comprender que estuvieron vacíos cuando quisimos que estuviesen llenos, plenitud que sólo se logra con la pareja de dos en compañía, porque sólo así son la suprema elocuencia de la vida. Cuando están solos nos vuelven elegíacos y nos gastan bromas macabras, como que se llenen de sol, de pronto, cuando estaban en la más dulce sombra.
Bancos del no poder ir más allá, encallados en la arena de las playas de tierra adentro.
Se flota en ellos sobre embarcaderos del destino que muestran sus misteriosas alas debajo de sus tablones entreabiertos.
Sí, ya estamos a salvo de la familia, de los amigos solemnes de la casa, ya podemos decirnos lo que queramos en medio de esta reunión de bancos, que nos juzgarán con el criterio libre de los bancos reunidos al caso.
- ¿Nos podremos citar otra vez aquí mismo?
- Yo acudiré siempre, pero si tú no estás, esto estará más vacío y se notará más su soledad por su reunión de dos con hojas secas.
Como el futuro no es de nadie, nos apretaremos más en el ángulo de los bancos adunados, procurando marcarlos con nuestros nombres. Ese es el momento náufrago en que la navaja graba un nombre o sólo dos iniciales en el banco que puede quedar solo para siempre, marchando a la deriva por entre otras parejas a las que no dejaron enlazarse libremente.
Conozco bancos de jardín que están lejos de todo y frente a los que no podrá pasar ese viejo tío que denuncia después lo que vio.
Son bancos de fin del mundo que sólo podrá atisbar otra pareja en huida que quiera estar libre de todo temor y que se siente en otro lateral.

Movimiento


"La presencia de la noción de imagen sonora, da muestras de la transformación que ha hecho de la música acontecimiento, presencia sonora en movimiento. No obstante, a pesar de estos intentos explicativos, se debe reconocer que la escucha de la música hoy, persiste en una especie de exterioridad. Esta exterioridad a la que apunta la escucha del afuera, tal vez no sea más que el indicador que anuncia que esta transformación aún está en curso, que la sensibilidad y la percepción aún no pueden dar cuenta de una evolución sonora que no cesa. Y es que esta escucha del afuera no está de hecho ni dentro ni fuera, simplemente está en movimiento".

Carmen Pardo